Un
lector facebookero me acaba de pedir, con respeto pero con dureza, que "lo
borre de sus contactos" porque no le interesa lo que escribo. Me dice, con
todo derecho por supuesto:
"No,
Omar No lo leo. Realmente no leo nada suyo, por sanidad. De cada 3 palabras por
usted usadas, por lo menos una es hiriente, cualquiera sea el tema que se está
tratando. No discuto su habilidad con el idioma; simplemente no pensamos ni
sentimos igual, algo de lo cual me enorgullezco. Le ruego borrar mi nombre de
sus contactos. Yo haré igual. Saludos".
Me permito comentar su decisión porque me lleva a una realidad doliente y presente en la Educación Nacional. Es una reflexión, nacida de la observación de lo que se
escribe, se lee y se comenta en los medios, sobre todo en la prensa escrita
pues lo que se lee permanece más en la memoria, al contrario de lo que se ve en
la Televisión, superflua y farandulera, y se escucha en la radio, efímera y
fugaz.
Después
de 38 años de vida en el país, los primeros 18 colaborando ocasional o
asiduamente en medios escritos, y los últimos 20 manteniendo una columna dominical
en el diario HOY y recibir comentarios diversos a mis notas, desde el
improperio irracional, el insulto gratuito, la acusación injuriosa (para
algunos soy Miembro de las FARC, castrista irredento, comunista de horca y cuchillo, en fin) y unos pocos elogios y comentarios positivos,
he notado una grave falencia en la Educación en el País, aparte de otras que
existen y que conspiran contra el desarrollo y el progreso: La falta de
COMPRENSIÓN DE LECTURA.
En un
programa escolar que contiene hasta clases de Retórica, o sea la mejor manera
de discursear sin sentido ni razón, y con concursos como el del Libro Leído,
que considero positivo si se encaminara hacia la comprensión de lectura y no
hacia el repaso superficial de un texto para exponer, retóricamente, un
resumen, no se comprende, si no se analiza, esta falencia. Superable si el
concurso del Libro Leído se llevara a Libro Entendido.
Si el
estudiante elige (no debería ser impuesto) un libro cuyo género, tema o autor
le interesan, cualesquiera que sean, debería poder sustentar en clase una
Conversación interactiva con sus compañeros y el Profesor del curso, sobre los
temas del libro en cuestión. No sé en realidad si ello ocurre o, simplemente, los
estudiantes “informan” del contenido leyendo un texto sobre su apreciación del
libro, texto que a lo peor alguien les ayudo a redactar. Ese sistema no ayuda a
la comprensión del texto leído. Una discusión abierta sobre sus contenidos,
teorías, postulados o aseveraciones, contribuiría a que todos, no sólo el
lector de ESE libro, comprendieran el mensaje del autor, analizándolo en
profundidad.
La mala
o deficitaria comprensión de lo que se lee, lleva malos entendidos, a
interpretaciones erróneas, a críticas irracionales o elogios inmerecidos, en
fin, a que el Mensaje del Emisor no sea a derechas entendido por el Receptor. Que
fue, justamente, lo que ocurrió con el susceptible “lector”, que juzgó sobre el
origen de una frase sin haber leído completo y menos entendido a derechas el
artículo que luego criticó. Como él mismo lo confiesa, “no me lee por sanidad”.
Entonces no entiendo que juzgue lo que escribo. Por honestidad, aparte de
sanidad, no debería juzgar sobre lo que desconoce o no le interesa leer.
Ahora
que el MPD, al parecer, no tiene en sus manos la sartén de la Educación nacional,
tal vez sea tiempo de una Reforma Educativa a fondo que logre una Educación de
Excelencia en el país. Educación que considere la posibilidad de un Premio
anual en los colegios, al LIBRO COMPRENDIDO… Ello evitaría o, al menos,
reduciría, a los jueces de textos que no leen o que si leen, no ENTIENDEN.
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