Sabía del Conjunto de
¿cantores, humoristas, músicos? argentino Les Luthiers, desde antes de llegar a
Ecuador. Algo había escuchado en Colombia hace casi medio siglo. No a ellos; de
ellos. Alguna vez se presentaron en Cali, pero yo en ese entonces trabajaba en
un banco: o sea, no pude ir a verlos porque la entrada costaba casi lo que
ganaba en un mes. Todavía no era Ejecutivo...
Así que supe de ellos:
leí las reseñas al día siguiente, en los diarios.
La segunda vez que
supe de ellos, me metí con ellos. Ya estaba en Ecuador y ya había renunciado a
ser Ejecutivo. No tenía madera: odiaba la corbata, me gustaba la literatura, escribía
crónicas, me emocionaban los atardeceres, pensaba que el dinero no es lo único
importante; en fin, no tenía madera. No tengo. Pero tenía en Colombia un amigo
que tenía unos amigos que se llamaban Les Luthuiers. Y tenía en Ecuador otro
amigo que tenía una empresa que podía auspiciar la traída de Les Luthiers, que
iban de gira para Bogotá. O sea, donde estaba mi amigo que era su amigo. De Les
Luthiers.
El amigo que era su
amigo (de Les Luthiers), era Daniel Samper Pizano, que también, creo, lo
conocen ustedes. Escribía para el diario HOY y para una importante revista de
por estos lados, que tiene parte en la historia. Bueno, el asunto es que a mi
amigo de la empresa esta que podía, en fin, ya saben: ¡traer a Les Luthiers!, le dije que yo podía,
¡ejem!, contactar a Les Luthiers por conducto de mi otro amigo que, ya saben:
¡era amigo de Les Luthiers! Y una o dos veces acompañante en el escenario. Y
hasta biógrafo… Me dijo que lo hiciera, de modo que lo hice: contacté a mi
amigo que era amigo de, ya saben, y le dije que mi amigo empresario, que
también era su amigo, por culpa del fútbol no de Les Luthiers, quería ver la
posibilidad de que vinieran a Quito y que quizás él podía mencionarles el
asunto de desviarse un par de días de regreso a Buenos Aires. Y Les Luthiers
dijeron ¡sí! más rápido que el Vals del Segundo. Y entonces vinieron.
Eso fue hace unos 30
años. ¿O más? No me acuerdo. En todo caso la empresa aquella los auspició, los
trajo, los puso a tocar y a cantar en el Teatro Bolívar. Y yo me preparé para
escucharlos. A ellos, a Les Luthiers. Y aunque ya no trabajaba en un banco,
tampoco era Ejecutivo. ¿Se acuerdan?: no tengo madera... De modo que la entrada
¿cómo dije? Pues igual: costaba casi mis ingresos de un mes, de modo que tampoco.
Yo pensé que como Les Luthiers habían venido porque yo era amigo de un amigo de
ellos que los había comprometido para venir a Quito, ¡zaz!, estaba invitado.
Leí las reseñas en los
diarios, al día siguiente.
Hoy sigo trabajando,
aunque todavía no de ejecutivo sino de intelectual o sea de albañil de palabras,
de modo que, aprovechando que vienen de nuevo Les Luthiers, por tercera vez, a
Quito, me estoy preparando…
Mañana madrugaré a
leer las reseñas en los diarios.
Hoy, unos diez años luego de esa Tercera Vez, puedo decir: las
leí…