En un
reportaje estupendo, como todos los suyos, convertido en libro que debería ser
lectura obligada para todo periodista en ejercicio, en aprendizaje o en
ciernes, Gay Talese investiga y escribe en los años 60 del siglo pasado, una
Biografía del New York Times. La llamo Biografía porque el NYT, o cualquier
diario de su importancia y tamaño, es un Ser vivo. No una fábrica impersonal que
produce y vende artilugios, telas o maquinaria, sino una empresa a la que
mantiene viva la Gente que la hace, quienes la escriben, y de paso escriben la
historia, todos los días. Reitero: no quienes la administran sino quienes la
Hacen, es decir, sus periodistas: reporteros, cronistas, fotógrafos, editores…
Sus Plumas, diría un viejo dueño de un Medio en Colombia que sabía de lo que
hablaba y tenía dos virtudes: respetaba la independencia de sus escritores y
periodistas y pagaba bien a esas Plumas… Única manera de mantener y acrecentar
la calidad y trascendencia de un medio de comunicación que se respete, y que
inauguraron a mediados del siglo pasado los Grandes Editores de las más
importantes revistas de los EEUU, lo que produjo en ese país, y por extensión en
otros de América latina y del mundo, lo que se llamó el Nuevo Periodismo. Ese
de Hemingway y Talese, de Capote y Wallace, de Mailer, Wolfe y Thompson, de
Caparrós, Martínez, Walsh y García Márquez…
El libro
se llama El reino y el poder, es de
1969, y su edición primera en español es de Grijalbo, 1973. La conservo como un
tesoro que miro y releo a menudo. Porque los tesoros en piedras preciosas son
para lucirlos y los tesoros en letras son para releerlos. En un párrafo que
debo de haber señalado y que cito de memoria, Talese narra que el gran Director
del NYT James Reston decía con toda la autoridad de su talento y su
experiencia: “Si no es posible que la Administración y la Sección comercial del
NYT estén en otro edificio, al menos que estén en Otro Piso distinto de la
Redacción”.
Justamente
con respecto a esto, comparto este artículo de la Revista Semana, de Colombia,
en donde su autor, Daniel Coronell, da cuenta de un reciente problema de
interferencia entre Gerencia y Redacción en un canal colombiano, y de las deplorables
consecuencias que se derivan de esa especie de Matrimonio contra natura. La
Gerencia Administrativa y la Redacción o Producción Editorial de un Medio,
sobre todo y principalmente si es un medio que publica información y opinión
política y económica, deben estar en lugares separados. Mejor si en otro piso.
Mucho mejor si en otro edificio. Y preferible si en ciudades distintas. Su
cercanía e imbricación sólo tiene un resultado, y es pésimo: interferencia
negativa de lo administrativo y comercial en la parte periodística, que no debe
estar condicionada más que por la búsqueda de la verdad para trasladarla a sus
lectores, oyentes o televidentes con calidad expresiva. No hacerlo así lleva a
la pérdida de credibilidad, capital más importante que el capital accionario.
Ejemplos tenemos y dolorosos.
Comparto el link.