domingo, 28 de diciembre de 2014

Reflexiones irreverentes

¿NO SOMOS NADA EN EL UNIVERSO? ¿EN SERIO?








Una de las frases más tontas, degradantes y conmiserativas con nosotros mismos, es una que escucho y leo a menudo: “Somos insignificantes comparados con la maravilla del universo”. Hasta los poetas caen, algunos, en esa ridícula exhibición de falsa modestia: “Somos una brizna de hierba arrojada al mudo furor del viento”, decía, creo recordar, Porfirio Barba Jacob. Y así otros. Las religiones monoteístas nos abruman con la misma cantinela, despreciativa incluso de la que consideran “obra maestra del dios creador”, el ser humano. Somos una insignificancia –aunque nos hizo, cosa rara, un dios todopoderoso, perfecto, omnipotente, omnisciente y eterno (que crea pendejadas como el insignificante ser humano, a quien puede hacer desaparecer de un… tsunami, por ejemplo)–, y debemos ser humildes y postrarnos agradecidos ante la majestad del creador, que a lo mejor acto seguido del agradecimiento nos avienta un camión, una roca, una ola gigante o un árbol encima. En fin, cosas de la religión, que en lugar de impulsarnos y respetarnos, nos minimiza.
Pero decía que es una solemne tontería sostener que “no somos nada” comparados con el Universo. Pero claro que no lo somos en esa estúpida comparación. Es como si un grano de arena se comparase con todas las playas y desiertos del planeta. Sería un mísero grano de arena en esa vastedad inmedible… Es tan tonto que no merecería un análisis, si no fuera porque esa percepción falsamente humilde, humillante y degradante hasta la abyección, nos quita autoestima, nos impide volar y arriesgarnos porque “no somos nada” y todo está en manos de un dios que no vemos pero que, como Parca inmisericorde y soberbia, es quien hila y teje la tela de nuestro destino.

Es por eso que las religiones monoteístas minimizan al ser humano, lo ningunean, para que se sienta eternamente vasallo y obsecuente servidor de un dios que para ellas es el becerro de oro del negocio de la fe. Mientras nos mantengan degradados a nivel de miseria, su dios y sus iglesias seguirán reinando sobre los creyentes y prosperando por sobre la pisoteada alfombra de la autoestima y sobre las ruinas de nuestro valor como seres humanos evolucionados y pensantes, dueños de vida y destino. Sin embargo, el hilo de la vida está en nuestras manos y sólo el azar puede romperlo. O nuestras propias acciones si ellas tienden a lo que las religiones quieren que tiendan: hacia la muerte, porque ese es su negocio: la salvación y la vida eterna que nos venden como pócima de milagrero en cada púlpito y en cada altar.

Pero no es así. Estamos aquí no desde hace seis mil años gracias s un soplo, sino desde cuando hace unos 3 millones y pico de años perdimos la cola, nos bajamos del árbol, nos erguimos y miramos al horizonte. Y desde ahí, hemos venido construyendo nuestro destino, evolucionando, progresando y creando –de verdad: no por milagro ni soplido alguno, sino por esfuerzo, talento y trabajo– las condiciones que nos han permitido sobrevivir en un mundo peligroso e inclemente en el que todo lo que nos rodeaba: naturaleza inhóspita, animales enormes y feroces, fenómenos naturales de espanto, conspiraba contra nuestra existencia. Y aquí estamos, doscientos cincuenta mil años después de que el crecimiento del cerebro nos permitiera acceder al conocimiento a partir de la curiosidad. Del cerebro humano, no de otro animal porque en ese caso no estaríamos o no estaría el competidor, pues se habrían destruido uno al otro sin clemencia alguna, tal como intentamos hacerlo nosotros desde siempre a pesar de pertenecer a la misma especie. O tal vez por eso mismo. En todo caso y a pesar del esnobismo seudo científico que quiere equiparar humanos racionales y animales irracionales en un mismo nivel intelectual, no somos seres apenas intuitivos o instintivos, aunque intuición e instinto sigan siendo herramientas naturales de la existencia humana. Pero la evolución, en nosotros distinta y mentalmente más acelerada, nos convirtió de cavernícolas cercanos al antepasado simio, en seres algo más que instintivos: en homo sapiens curiosos y creativos.

Antes de ello, antes de que el cerebro, en ejercicio movido por la necesidad de sobrevivir, empezara a pensar y a sentir curiosidad por la maravilla del entorno, no por inhóspito y cruel menos maravilloso a nuestros ojos abiertos y asombrados, ese rudimentario cerebro en crecimiento ideó mitos y dioses para explicar lo aún inexplicable. Y en ese camino, atribuimos a esos dioses mitológicos todo cuando iríamos encontrando producto de la curiosidad, de la inventiva, de la necesidad, su madre, o del azar. ¿Qué cayó un rayo, incendió un bosque y pero esas llamas nos calentaron, nos dieron abrigo y nos hicieron saborear mejor el fruto asado o el animal cocido? Pues a endosarle el hecho azaroso a la acción de un hombre que desafió la ira de un dios y nos regaló el fuego. Y así con todo lo prodigioso que fuimos encontrando o construyendo paso a paso.
Después, ese mismo azar y esa necesidad de sobrevivir a toda costa en un medio hostil, nos hizo fabricar utensilios de trabajo, mantenencia, defensa y abrigo en las noches gélidas de los períodos gélidos o glaciales. Y, poco a poco, ese rudimentario cerebro fue creciendo y aumentando casi hasta el infinito sus neuronas y sus relaciones entre ellas para que poco a poco, en miles de años, fuéramos acreciendo la inteligencia, albergando más y más conocimientos, consolidando el talento creativo y aun artístico y, por supuesto, ideando más y mejores maneras de arrebatarle su propiedad al congénere descuidado o la hembra al ausente. Porque la incipiente inteligencia daba para lo bueno y para lo malo, ambos implícitos e inherentes a la naturaleza humana. Que tiene componentes, entre otros comunes a la especie animal, de los que carecen los otros seres vivos con los que compartimos el medio ambiente natural: talento, curiosidad, ambición, sentido estético, sed de venganza o ansias de mejor vivir. Y por eso pasamos de la cueva a la choza y al edificio, de la piedra al puñal y al bombardero, de la raíz al fruto maduro y a la ensalada, y del ciervo salvaje a la cabra doméstica y a los camarones al ajillo.
No hubo pues, dioses ni milagros en ese camino. Pues, además, llegamos tarde desde un universo que tiene casi 15 mil millones de años, a un planeta que pasa de los 4 mil quinientos como parte de una especie nacida de un proceso vital que tiene cerca de esa misma edad, y que empezó por una simple bacteria procedente del espacio, no del soplido de algún dios tan torpe que hizo cruel, imperfecta, vengativa y hasta con deficiencias y discapacidades injustas, a su supuesta obra maestra. Y que, de yapa y como atestigua el Génesis, dizque creó la luz, las plantas y los vegetales antes de fabricar el sol, la luna y las estrellas que producen esa la luz que posibilita la fotosíntesis. Más o menos como ensillar antes de traer los caballos.

Y llegamos tarde porque la naturaleza, en su lenta, sabia y azarosa evolución, lo quiso así para que, esa sí su obra magna, el ser humano, tuviese los recursos necesarios para sobrevivir y prosperar. Hubo adaptación, deseo de vivir, ansias de conocer y progresar, anhelo de compañía, curiosidad por otros espacios y otros mundos. Eso somos. Ninguna brizna en manos de un dios cualquiera arbitrario y soberbio, sino seres pensantes y actuantes y ambiciosos que vamos poco a poco hilando la tela de nuestro destino en la rueca de la vida. Que, como para todos los seres vivos, conscientes o no, racionales o instintivos, pensantes o idiotas, tiene una puntada final: la del último e inacabado nudo que señala el fin de un camino que nos devolverá al origen: al cosmos… no a cielos o infiernos que hasta el Papa Francisco declara No Lugares sino ideas.

No somos un grano de arena comparado con las playas del mundo ni una insignificante criatura frente a la magnitud insondable del universo: somos seres capaces de modificar la naturaleza para bien o para mal y de modificarnos por dentro y por fuera a nosotros mismos a impulsos de la voluntad propia o del azaroso destino: no de la caprichosa idea de algún dios que sólo tiene cabida en la imaginación humana, aún necesitada de mitos pues, por ventura, aún quedan misterios por develar, problemas por resolver, caminos extraños por recorrer, ingenios por inventar.


A ver si confiamos más en nosotros mismos y no ponemos nuestro destino, y el del planeta, en manos de dioses chambones a quienes, en su supuesta divinidad, el universo les quedó incompleto, desordenado e inacabado. Pero que son, en últimas, el pretexto de dominación de unos pocos de nuestros congéneres por sobre los demás y en su propio beneficio. Porque eso es lo único para lo que sirven los dioses: para justificar el atropello de unos pocos seres humanos contra muchos, porque se han erigido a sí mismos como “pueblos elegidos” por dioses de su propia, codiciosa y oportunista invención.

martes, 16 de diciembre de 2014

General Alzate: ¿Secuestro o captura?

El hecho político de las últimas semanas en Colombia fue, sin duda, la captura y retención por las FARC, del General Rubén Darío Alzate, del Ejército Nacional, y su consecuencia inmediata: la suspensión, por parte del Gobierno Santos, de las conversaciones de paz en La Habana. Los hechos, tal como los relataron los medios de comunicación, fueron los siguientes:
         Vestido de civil, sin armas, y acompañado de un cabo igualmente inerme y sin uniforme y de la doctora Gloria Urrego, Gerente de un proyecto de desarrollo comunitario en el caserío de Las Mercedes, Departamento del Chocó, el General Alzate fue interceptado por un grupo de guerrilleros de las FARC, y retenido con sus acompañantes.
Esos son, escuetos y verificables, los hechos. Otra cosa son sus interpretaciones por parte del Secretariado de las FARC, del Gobierno colombiano, de observadores y políticos cercanos al gobierno, de opositores, o de personas más o menos independientes, porque en medio del conflicto colombiano y del Proceso de Paz que se adelanta, no hay voces indiferentes y mucho menos imparciales. De esas interpretaciones también se han hecho cargo los medios nacionales e internacionales, cada uno desde la perspectiva de su ideología o de sus intereses políticos y económicos.
Intentaré, también, mi propia interpretación, atendiendo a las circunstancias, que se prestan para inquietudes e interrogantes.
En primer lugar, ¿qué hacía, vestido de civil, sin armas, sin la escolta obligada por su rango y sin autorización de sus superiores jerárquicos y, lo que es peor porque se presta a suspicacias, sin conocimiento del Jefe Supremo de las FFAA, el Presidente de Colombia, un General de la República, en zona caliente del conflicto y con presencia permanente de las FARC?
         Lo primero que sugiere la carrera militar del General Alzate: especialista en contrainsurgencia, con estudios militares en los EEUU, comandante del GAULA y de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, encargada de las operaciones antiguerrilleras en el Chocó en acuerdo con las Fuerzas Aéreas y Navales de Colombia, es que no se trata de un militar improvisado e ignorante de los riesgos que corría en cualquier desplazamiento suyo por la zona de conflicto. Internarse por el río Atrato en las condiciones de indefensión en las que fue capturado por las FARC, implica una de dos cosas: un alto grado de irresponsabilidad de su parte, unida a la falta disciplinaria de hacerlo en secreto, o quizás con autorización no oficial y por lo tanto secreta, o la ejecución de un proyecto bien estudiado de provocación destinado a ocasionar un incidente que diera al traste con las conversaciones de paz en caso de un desenlace trágico, o al menos la suspensión del proceso de Paz. Que fue lo que ocurrió. La segunda alternativa sugiere, sin muchas dudas, la mano oscura y conspiradora del ex Presidente Uribe, acérrimo enemigo de la paz en Colombia como se conoce de sobra.
         La consecuencia inmediata, en lo que se refiere al militar en cuestión, fue su pedido de baja de la institución, no tan voluntaria como lo dijo ni tan “honrosa” como pretende. Enterado el Presidente Santos, lo primero que hizo fue pedir explicaciones al Alto Mando militar, de lo cual se deduce que ignoraba el hecho, falta grave de indisciplina. Los argumentos del General Alzate al momento de pedir la baja, no sólo son ridículos –no vale la pena repetirlos– sino absurdos. Una misión de desarrollo en una comunidad civil no ocasiona rechazo sino, al contrario, agradecimiento. A no ser que la comunidad haya sido víctima de violaciones a sus derechos humanos por parte del Ejército, como se sabe por versiones no “oficiales” sino de habitantes de la zona, y por denuncias de abusos ante las autoridades judiciales. Para obviar o hacer olvidar tales abusos, no basta con quitarse los galones y llegar en bermudas.
         Por otra parte, las declaraciones, en el lenguaje uribista que utiliza siempre el Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, de que: "Esto es un secuestro, y las cosas hay que llamarlas por su nombre, presumiblemente realizado por terroristas de las Farc, que en este momento son responsables de la vida y la seguridad de las personas que se han llevado", evidencian que un importante sector de las FFAA de Colombia aún acata las decisiones o sugerencias del ex Presidente Uribe, y mantiene un lenguaje provocador y desconocedor de una realidad que poco a poco tiene que asumir la sociedad colombiana. El Presidente Santos hace rato no utiliza ese lenguaje, porque reconoce y acepta una realidad política que se desprende de las conversaciones de paz. Y no de las últimas sino desde las del Presidente Betancourt, e incluso desde la época de Guillermo León Valencia, primer mandatario en aceptarlas aunque no se hayan realizado.  
Y esa realidad, que Uribe y su cauda quieren desconocer, es que las Guerrillas, desde el momento en que son aceptadas como interlocutores válidos en conversaciones de Paz, tienen el estatus de adversario legítimo del otro bando en conflicto: El Estado y su gobierno, cualquiera que sea. Porque la realidad política y militar del país no cambia con motivo de unas elecciones presidenciales ni con el cambio en el nombre del ciudadano que ocupa la Primera Magistratura. Al desconocer esa legitimidad, el Ex Presidente Uribe no sólo mantuvo una guerra fratricida sangrienta sino que se puso por encima de la Ley y de la Constitución. Y eso es Traición a la Patria o, por al menos, motivo de Juicio Político en el Congreso. Que no se haya sugerido el tema se debe al poder político de Uribe y a su influencia en la sociedad colombiana, cansada de la guerra tanto como de guerrillas y paramilitares, e influenciada por una prensa que respalda sin beneficio de inventario la guerrerista política del ex Presidente.
Un militar de alta graduación es Objetivo Militar para las FARC o para el ELN, tal como son Objetivos Militares los mandos guerrilleros, algo que el Ejercito Nacional ha entendido, obrando en consecuencia: persiguiéndolos, apresándolos o matándolos, ya en combate abierto, en emboscadas dentro del territorio nacional, o en operativos militares fuera de las fronteras, con premeditación y alevosía irrespetuosa, como ocurrió con el bombardeo en territorio ecuatoriano del máximo jefe de las FARC, Raúl Reyes.
De modo que alguien, el Presidente de la República, por ejemplo, debería explicarle al Ministro de Defensa que lo del General Alzate no fue Secuestro por parte de Terroristas, sino captura de un objetivo militar por el adversario legítimo, y conminarlo a que se abstenga del lenguaje guerrerista que le ordena utilizar el ex Presidente Uribe. O que le presente la renuncia, que sería lo mejor para “desescalar” el lenguaje del conflicto, tanto como se ha ofrecido “desescalar” las operaciones militares de ambos bandos.
En buena hora, la irresponsable indisciplina del General Alzate, que le ocasionó una baja a todas luces deshonrosa, o el acto conspirativo al cual accedió, sugerido, incitado y manejado a distancia y mediante operaciones de inteligencia militar que le son obedientes, por el Ex Presidente Uribe, no tuvo consecuencias trágicas, y fue superado por la buena voluntad y la sagacidad política de las FARC, más el ánimo conciliador del Presidente Santos, que vieron clara la componenda destinada a boicotear el Proceso de Paz y no incurrieron en excesos que hubieran dado al traste con las Conversaciones de Paz.

Si ello no se percibe como verdadera y sincera voluntad de Paz por parte de las FARC, es porque el ánimo guerrerista del Ex Presidente Uribe ha inficionado en exceso la mentalidad del colombiano medio. Ya es tiempo de que la nefasta influencia de ese personaje, cese para bien de Colombia y del futuro de América Latina.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Pequeña historia de un "Plagio". O de dos…

Como los hipotéticos lectores de este blog conocen, este artículo sobre la bella Heddy Lamar fue publicado en la edición de noviembre/2014 de la revista Mundo Diners, en la que colaboro, hoy esporádicamente, desde hace 33 años. Un “lector”, sagacísimo y perspicaz, vio allí un “plagio” que se creyó en la necesidad ineludible de denunciar. Y lo hizo mediante 2 correos (sí, dos) al Director Editorial de la Revista, quien me los hizo llegar para mi conocimiento y eventual respuesta.
Por cierto, es la segunda vez que me acusan de plagio. Hace algunos años lo hizo un cantautor de dos o tres éxitos provinciales, quien “encontró” plagio en un artículo mío sobre la Base Baltra, publicado un par de años ANTES de su genial y famosísimo libro sobre el tema… Lo cual, sin duda, pertenece a la ciencia ficción: un plagio anterior a la “obra maestra”… Tengo la impresión de que a estos personajes les gusta mi estilo: uno, se lo quiso apropiar; otro lo pretende universalizar. No sé si agradecerles…
He pensado que la capacidad de ridículo y la estupidez deben ser reconocidas, por lo cual comparto los correos del más reciente “critico”, con los lectores de este blog, a fin de que estén prevenidos y alertas pues tales “virtudes” pueden ser contagiosas y hacerse virales, algo con lo que se debe tener cuidado. Los dos geniales aportes a la crítica literaria del avisado lector de marras, aparecen en su eructo, perdón, en su producto intelectual. Que agrego a continuación.
¡Ah!, también incluyo mi comentario a la Revista Mundo Diners, para el caso de que ella decida incluir en su siguiente edición la sesuda y aguda observación crítica del fulano. E, igualmente, la “prueba reina” del plagio, un “reportaje”, realmente inmarcesible, publicado por El País, de Madrid, en enero de 2012, sobre la misma actriz, a propósito de… pues no sé, porque el centenario de su nacimiento sería dos años más tarde y su muerte ocurrió en enero de 2000. Habrá sido por el 98mo. año de nacimiento o por el duodécimo de su muerte… Cosas veredes…
Como diría mi abuela, “Ahí va: agárrense del pelo”. Se comparte tal cual llegó el engendro. Como pueden ver, los datos biográficos, pues, coinciden, claro: es la misma persona… El estilo y el manejo del lenguaje y las palabras utilizadas, IGUALITAS por supuesto. Una detrás de la otra… También coinciden las 27 letras del alfabeto castellano… Va en rosadito fucsia, muy adecuado…

«De: Eduardo Moreno [mailto:eduardomoreno1492@aol.com] 

Enviado Miércoles 3 de Diciembre de 2014
Asunto: Plagio

«Con todo respeto para usted:
Me refiero al artículo "Hedy Lamarr, Actriz, bella, inventora... y deptómana", Por Omar Ospina García. DINERS, Nov. 2014)
Cómo es posible que haya permitido publicar un plagio desvergonzado (como todo  plagio) en la revista DINERS que  tan bien dirige usted.
Si usted mismo ha censurado, criticado y se ha burlado de los sinvergüenzas  de Alvarado y compañía por recurrir al "Rincón del Vago" en busca de una tesis con la que toda la familia se graduara, cómo es posible, repito, que un colaborador de DINERS adopte el mismo sistema para "quedar muy bien" con usted o los "ingnorantes de los lectores que quizás (según él) leen solamente la revista DINERS"...
El hecho de que  mencione al principio del artículo a WIKIPEDIA, no le libra en absoluto del robo de propiedad intelectual. El delito no queda allí, comienza por la tentación de publicar  los artículos sobre el tema aparecidos en ABC de España con motivo del Día del Inventor, en el cual se destaca uno que menciona a Hedy Lamarr. De aquí a consultar en Wikipedia  y cualquiera de las 29.000 páginas con respecto a esa artista, no hay sino un poco de clicks.
Vergogna, shame, vergüenza, Pajaro Francisco Febres Cordero. 
¡Llámele la atención a ese sinvergüenza! Al menos publique esta protesta.

De: Eduardo Moreno [mailto:eduardomoreno1492@aol.com] 

Enviado el: Miércoles, de Diciembre de 2014
Asunto: Plagio 2

Más pruebas del plagio encuéntrelas en este artículo de enero de 2012 de EL PAÏS de España,escrito por ANA ALFAGEME

REPORTAJE:'LA SEX SYMBOL' INGENIERA
¿Qué pinta Hedy Lamarr en tu wifi?

Desde joven fue considerada una superdotada. Su inteligencia se equiparaba a sus atributos de mujer y sus dotes de artista. La mujer más bella del Hollywood de los cuarenta escandalizó escenificando un orgasmo en pantalla, pero en la intimidad cultivó una vida sosegada entregada a la ciencia. Uno de sus inventos constituyó el germen de Internet y la telefonía móvil

Es fácil ser glamurosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida".
A quien acuñó esta cita tan redonda le ayudó ser oficialmente "la mujer más bella del mundo". Es Hedy Lamarr, tanto la misteriosa Dalila en la versión cinematográfica de Cecil B. DeMille (1949) como la primera en desnudarse e interpretar un orgasmo en pantalla en Ektase (1933) sin haber llegado siquiera a la mayoría de edad.
Si de día se colocaba un enjoyado penacho de plumas de pavo real enLas chicas de Ziegfeld, aquel musical que se anunciaba con "100 mujeres bellas", al llegar a casa se sentaba ante una mesa de trabajo y concretaba un sistema de guiado de misiles. "Odiaba las fiestas, no bebía. Su principal hobby era inventar", asegura por teléfono Richard Rhodes, autor de Hedy's Folly: The life and breakthrough inventions of Hedy Lamarr, the most beautiful woman in the world (en inglés en Doubleday, 15,78 euros). "Hasta el punto que diseñó un 'sistema de comunicación secreto' que constituye la base del GPS, los teléfonos celulares, el Bluetooth o el wifi", resalta Rhodes, todo un Pulitzer entregado durante un año a investigar la vertiente inventora de la estrella y de su colaborador, el músico Georges Antheil, inquieto integrante del magma cultural del París de entreguerras.
Filmaba un musical de día e ideaba de noche un sistema para guiar misiles.
Rhodes consiguió documentos originales y la ayuda de los hijos de Lamarr, la actriz que cumplió en sus 86 años de vida (casi 40 como intérprete) muchos tópicos de Hollywood: seis matrimonios, incontables seducciones de hombres poderosos, cirugías plásticas en serie que volatilizaron su hermoso rostro y la identidad sepultada con el apellido de una malograda actriz yonqui (Barbara La Marr) amante de su descubridor.
¿Cómo llegó una actriz vienesa sin estudios al origen de tecnologías más que indispensables? Bueno, el padre era un banquero maravillado por los adelantos mecánicos. La madre la convirtió en concertista de piano. Con su primer esposo, Friedrich Mandl, acaudalado fabricante de armas, compartió sobremesas con diplomáticos, estadistas (Mussolini fue uno de los invitados) y militares alemanes que discutían la última innovación bélica.
Quizá ella en aquellas cenas pareciese una esfinge estúpida.
"No. Fue una mujer de gran determinación", asevera Rhodes, "en cualquier cosa que acometiera; para convertirse en actriz, abandonar al marido celotípico que la encarceló en sus mansiones o embarcarse hacia Estados Unidos sin más equipaje que compartir travesía con el ejecutivo de un gran estudio. Su obra no consistió en escuchar y copiar. No fue ninguna farsante".
Hollywood, 1940. George Antheil compone música para películas y escribe en Esquire artículos sobre endocrinología aplicada a la seducción (sic). Se encuentran en una cena. Hedy le pregunta si puede hacer algo para aumentar el tamaño de sus pechos. Anécdotas aparte, el encuentro resulta magnético.
Años atrás, Antheil había protagonizado en París el segundo mayor escándalo escénico después del estreno de La consagración de la Primavera, de Stravinski. El furor de su Ballet mécanique (encargado para una película de Léger), un enjambre sonoro de pianolas, martillos y hélices de avión, provocó que los distinguidos espectadores (Picasso, Joyce, Satie, Man Ray o Miró, entre ellos) aullaran, arrancaran sus butacas y las lanzaran al foso de la orquesta. En aquella performance,el creador de la ahora rehabilitada composición había conseguido sincronizar sin cables seis pianos mecánicos.
George y Hedy, quien tenía solo 26 años, trabajan durante seis meses en un sistema de comunicación entre barcos y torpedos mediante señales de radio que cambian constantemente de frecuencia. Aprovechan la experiencia de él en la conexión de las pianolas y lo patentan en 1941. Pero ayudó más a la causa americana la exitosa gira de Hedy para vender bonos de guerra. "La Armada de EE UU no entendió un mecanismo basado en la conexión de las pianolas. Estaba demasiado ocupada en solucionar su gran problema: los torpedos fallaban en el 60% de las ocasiones", explica Rhodes. En 1954, la idea fue rescatada en el sonobuoy (un minisónar integrado en una boya portátil). Décadas después, los creadores de dispositivos de comunicación sin cable (GPS, wifi, Bluetooth) utilizaron la tecnología de "espectro ensanchado por salto de frecuencia", cuyo germen está en el invento de Lamarr y Antheil. "Si se usa en todo el mundo, ¿por qué no he recibido ni una carta?", se lamentaba ella, que, según su biógrafo, tan solo temía la decadencia física.
En 1997, tres años antes de su muerte, recibió el primer reconocimiento. Hedy, convertida en litigante profesional y ocasional cleptómana, rehusó recoger la distinción. Demasiada cirugía estética para que lo que quedaba de la mujer más hermosa del mundo pudiese presentarse en público.
Hedy Lamarr se abstuvo de fiestas, licores y lecturas, contrariamente a lo que se estilaba en Hollywood. Su pasatiempo consistía en inventar. Estas son algunas de sus aportaciones:
» Torpedos infalibles. El más importante (en colaboración con el músico de vanguardia Georges Antheil, autor del Ballet Mécanique) fue un "sistema secreto de comunicaciones" (1941) entre aviones y barcos para dirigir un torpedo con señales de radio cortísimas que cambian de frecuencia arbitraria y simultáneamente para evitar ser interceptadas. Es el germen de sistemas como el GPS, Bluetooth, teléfono móvil y wifi. También trabajó en un escudo antiaéreo.
» Coca-cola instantánea. Ideó una pastilla que se disolvía en agua para conseguir un refresco de cola. Howard Hughes le facilitó dos químicos para asesorarla. Finalmente, no funcionó.
» Lifting y otras ideas. Trabajó en un sistema de "estiramiento de piel basado en el acordeón", imaginó el collar fluorescente para perros, un nuevo tipo de semáforo o cambios del diseño del Concorde».

MI COMENTARIO A LA REVISTA
Señores Revista Mundo Diners:

Plagio, según el DRAE: "Acción y efecto de plagiar o copiar obras ajenas". Copiar: "5: imitar servilmente el estilo o las obras de escritores y artistas".

No fui contemporáneo de Heddy Lamar ni su vecino –¡qué pena!– por lo cual no fui testigo de su vida y sus aventuras erótico-cinematográficas. Escribir sobre ella, como lo he hecho de muchas otras artistas y gentes del cine, entre otros temas, me condena a lo obvio: A investigar. Por fortuna hoy no es necesario ir a las bibliotecas públicas pues existen métodos de investigación un poco más actualizados y fácilmente consultables, para quienes, claro, no vivan en la Edad Media. 
De ahí que, como dije y se reconoce en el artículo, acudí a la BIBLIOTECA UNIVERSAL ACTUAL PARA INVESTIGADORES Y PERIODISTAS, e incluso para sabios a la violeta como el corresponsal, que al parecer conoce a fondo de todo sin haber investigado nada. En ciencia se llama ósmosis pero yo no tengo esas extrañas aptitudes biológicas; tengo que leer lo que hay en mi biblioteca personal, y utilizar con buen criterio INTERNET, WIKIPEDIA Y GOOGLE que son, como sabemos los humildes mortales no tocados por la infusa sabiduría divina, la fuente moderna de investigación
Si el sesudo y sabio crítico encuentra una frase en mi artículo que sea copia exacta o imitación del estilo de alguno de los 584 mil artículos, sitios o páginas web que wikipedia contiene sobre la artista, o del “genial” artículo de El País, lo invito a que cite las frases o párrafos que considere plagio, y yo me comprometo a pedir perdón de rodillas en la Plaza Grande o donde lo considere suficiente castigo… Si no la encuentra, lo invito a que se calle, no calumnie irresponsablemente a nadie por ignorancia de las nuevas tecnologías de investigación y, sobre todo, que regrese a la escuela nocturna para le enseñen de nuevo a leer.
Mi estilo, visible en decenas de artículos en Diners, es mi estilo y es fácilmente identificable por un buen lector, aunque no por un sabio osmótico que nunca ha investigado nada pero se atreve a criticar a quienes sí lo hacemos en la biblioteca UNIVERSAL, cuya consulta hoy no es vergonzosa sino imprescindible. La página que cita con tanta soltura de lengua, "El rincón del vago", la conozco y es una de las menos confiables. Jamás la consulto. Hay miles de otras mucho más confiables que esa, apropiada para estudiantes desaplicados o, al parecer, para criticones irresponsables y calumniadores.
Un saludo,
Omar Ospina García
Periodista Investigador
  



Y este es mi artículo, para comprobación de la “exacta similitud” entre el publicado en El País, y mi aporte a la sublime Antología del Plagio… 

El día del Inventor, 9 de noviembre de cada año, se creó en honor a una bella actriz de cine que fue la primera en desnudarse en la pantalla… en 1937. Mas no fue por eso, como veremos adelante.
Pero si usted tiene móvil, tablet, control remoto o un computador 3G con  BlueTooth, GPS y wifi, debería agradecerle a esta dama que estudió ingeniería electrónica, es la mujer más bella en la historia del cine, e inventó «un sistema de comunicaciones secreto que fue la versión temprana del “salto en frecuencia para espectro ensanchado” (…), diseñado para dirigir torpedos por radio que fueran imposibles de detectar por los enemigos», según descripción de su invento en la enciclopedia universal Wikipedia. Sí, ese sistema que hoy le sirve a usted para chatear y mensajear mientras conduce.
Hedy Lamar nació en Viena el 9 de noviembre de 1914, del matrimonio de Emil, banquero austríaco de origen judío, y no es redundancia, y de Gertrud, pianista polaca igualmente judía, y tampoco lo es, ambos convertidos al cristianismo para poder sobrevivir ellos y su hija en la “atea” Alemania nazi. Fue registrada como Hedwig Eva María Kiesler.
Inteligente y hermosa desde niña y “estudiante superdotada”, a los 16 años inicia estudios de ingeniería. Y le atrae el Teatro de modo que, en 1930, llega a las tablas del teatro berlinés de la mano del Director expresionista austríaco Max Reinherdt [SumurûnDas MirakelDie Insel der SeligenEine Venezianische NachtA midsummer night's dream (Sueño de una noche de verano)]. De las tablas al cine no hubo mucho trecho: de 1930 a 1932 actúa en 4 filmes olvidables, y en 1933 protagoniza Éxtasis, filmada en la campiña checa, en la que un desnudo de 10 minutos nadando en un río y corriendo por los campos como llegó al mundo pero más crecidita, la remite a la fama… y a su primer matrimonio.
La larga escena nudista de Éxtasis, filme del director checo Gustav Machaty, quien ya se había atrevido con el tema erótico en 1929 en el filme mudo Erotikon, finaliza con un primer plano del rostro de la actriz al momento del orgasmo, escándalo mayúsculo para la época. La escena le cuesta un receso en su carrera cinematográfica, pero le permite continuar sus estudios de ingeniería… y contraer matrimonio sin ganas.
Pues como la vida impone sus reglas, su belleza en la plenitud del desnudo llama la atención del magnate Friedrich 'Fritz' Mandl, fabricante austríaco de armas para el Ejército Nazi de Hitler y el Fascista de Mousolini. ‘Fritz’ Mandl, prendado de la bella actriz, obliga a sus conversos padres judíos, chantaje de por medio, a un matrimonio “arreglado” que le desarregla la vida a la estrella hasta el punto de que años más tarde hablaría de esa época como de “verdadera esclavitud”.
El empresario armamentista le arma a Hedwig un encierro que no le permite salir de casa sino en su compañía y a sus cenas de negocios, le hace dejar, aprovechando el escándalo, su incipiente carrera cinematográfica, compra y destruye todas las copias de Éxtasis que le es posible, y logra lo que es tan común en la cultura machista: pasar de admirador a marido, de marido a dueño… y de dueño a abandonado… En el caso de Hedy en complicidad con su asistenta, aventura lésbica que le permite escapar de las garras de su propietario por la ventana del baño de un restaurante en Berlín, y de ahí a un automóvil que la esperaba para conducirla a París, en donde logra evadir a los guardaespaldas de su comprador, que la habían seguido hasta la capital francesa. Se divorcian en 1937.
No obstante, Hedy aprovecha el desgraciado matrimonio y el intervalo cinematográfico para continuar sus estudios de ingeniería electrónica, que por fortuna el adquiriente de su cuerpo no le impidió. Y utiliza la situación para iniciar su venganza personal, averiguando con él y con sus amigos nazis muchos de los secretos de guerra y de armas que se rumoraban en las conversaciones en casa. Al fin y al cabo, Hedy sólo era el florero del magnate de manera que podían hablar sin discreción alguna frente a la muñeca que adornaba las visitas.
Sus estudios y los secretos que escuchaba sobre armamento y aparatos de guerra del Fhürer, le servirían mas tarde, en EEUU, para sus investigaciones sobre las comunicaciones en el frente de batalla.
En París vende sus joyas, regalo del “comprador”, para financiar su huida, pasa a Londres, y como ya la fama la persigue tanto como su marido pero con mejor suerte que este, logra viajar a Hollywood donde la recibe otro magnate, pero esta vez del cine y acostumbrado a que a las damas se las conquista pero no se las compra: Louis B. Mayer, socio ya de la Metro. Mayer había quedado viudo de su amante Bárbara La Marr, muerta en un accidente, y la nudista de Éxtasis le cayó como anillo al dedo para sus dotes de Protector y Productor. Y empieza por cambiarle el nombre, como se estila en Hollywood, en recuerdo de su amada muerta.
Allí muere Hedwig Eva María Kiesler y nace Hedy Lamar

De Hollywood al show político
         Hollywood, por supuesto, se rinde ante la belleza de la actriz, y con la Metro firma un contrato de 7 años durante los cuales actúa en cerca de una veintena de películas, casi todas olvidables, excepto Sansón y Dalila, uno de los temas bíblicos que puso de moda por los años 40s y 50s Cecil B. De Mille, que logra consolidar la fama de Lamar a pesar de la cara de cartón de Víctor Mature, su compañero de pantalla. (Por cierto, referencia personal, fue ese el único de sus filmes que llegó a mi pueblo a comienzos de los 50s –la fama del desnudo había hecho que la Curia prohibiera todo lo que tuviera que ver con la dama en cuestión– para que Hedy compitiera en mis obsesiones juveniles con Ava Gardner, que ya me había conquistado en Mundos opuestos y en Las nieves del Kilimanjaro, y que no estaba prohibida. Aún no se empelotaba. Ya lo haría en 1959 en La Maja Desnuda y en 1964 en La noche de la Iguana, pero ya era tarde para la censura eclesial… De todos modos, tal golpe de belleza a los 10 años tuvo consecuencias catastróficas: me hice enamorado eterno de las divas del cine, obsesión que aún me dura y que hoy reposa inútil y desesperanzada en Natalie Portman…).
         Pero Hedy no tuvo buen ojo para los filmes o, quizás, los visionarios productores de la Metro se limitaron a explotar su belleza sin percatarse de su talento. Así que le negaron, aunque dicen que ella los rechazó, los papeles principales en el thriller La Luz que agoniza, dirigido por George Cukor y al lado de Charles Boyer, en el papel de Paula, la abnegada y sufrida esposa de un vividor, y en Casablanca, filme de Michael Curtiz con Humprey Bogart, en el papel de Ilsa, amante del dueño del Café de Rick en la ciudad marroquí, al que Ilsa habría conocido en París mientras su marido peligraba en la Resistencia. El personaje femenino fue interpretado en ambos filmes por Ingrid Bergman, y Casablanca sigue figurando en el Top Ten de la cinematografía mundial.
Los dos filmes le dieron a Ingrid Bergman, la tercera del trío de bellas de esos años, sendos Óscar por su estupendo trabajo. Quizás Hedy no hubiera sido inferior en talento actoral, pero en belleza sin duda estaba a la par de la hermosa sueca. Para bien de su biografía, la duda la favorece.
         No obstante la frustración que le causara no haber actuado en los dos memorables papeles, Hedy siguió filmando hasta 1989 cuando hizo Entertaining the Troops, luego de 10 años de ausencia de los sets de filmación, cuando se retiró definitivamente de la escena, que había combinado con la ciencia durante casi tres décadas. Caso único en la historia del cine.
         Pero antes de regresar a la ciencia, fue la política la que hizo de Hedy Lamar un ícono del patriotismo USA. Enemiga acérrima del nazismo, con justa razón dada su historia y los estragos que el régimen hitleriano ocasionaba en Europa, Hedy ofreció al gobierno gringo sus conocimientos en ingeniería de las comunicaciones, pues ya tenía en mente uno de los principales problemas del frente de batalla: la precariedad de las comunicaciones radiales, fácilmente detectables por el enemigo debido a la obligada utilización de una sola frecuencia radial.
Pero el Gobierno y la burocracia no se habían fijado en su cerebro sino en su belleza. La convirtieron en modelo de afiches propagandísticos y la convencieron de que durante un festival de una noche le daría un beso a quien comprara 25 mil dólares en posters. Fue tal el entusiasmo de los fans que en esa noche vendió siete millones de dólares… Es decir, 280 besos… A un beso por minuto, debió estar bastante ajetreada…

Pero vamos al laboratorio
         Del recuerdo de las antiguas conversaciones en casa de su ex marido entre políticos y militares del Reich, aparte de sus estudios de ingeniería electrónica y su insaciable curiosidad, Hedy infirió que los aliados no podían utilizar un torpedo teledirigido porque las señales de radio serían detectadas por el enemigo y neutralizadas. O, lo que habría sido peor, redirigidas para que el obús regresara al sitio de lanzamiento y explotara con las consecuencias que son de imaginar.
         Ya en Estados Unidos y a salvo de su depredador, Hedy continúa sus estudios, obtiene el título de Ingeniera de Telecomunicaciones, y actúa en casi una docena de filmes nada memorables pero que la ubican, con justicia, como “La mujer más bella en la historia del cine”. Solo que, al contrario de las divas de la época, ella es muy zanahoria. Según Richard Rhodes, su biógrafo, odiaba las fiestas y la bebida y su único placer era investigar e inventar. Seguramente fue su desprecio por la frivolidad propia de la farándula lo que la hizo decir en algún momento de hastío: “Es muy fácil ser glamorosa: basta quedare quieta y parecer estúpida”.
         Para 1941, cuando se hacía necesario para las fuerzas aliadas el apoyo de la ciencia, Hedy estaba casada con Gene Markey, el segundo de sus 6 matrimonios, y conoce a un compositor con facultades de inventor, George Antheil, con quien empieza a investigar acerca de los sistemas de frecuencias radiales, inspirados en las ondas musicales que surgen del piano, y descubren que, como las ondas musicales, las frecuencias radiales pueden “saltar” en el campo electromagnético. Principio acústico que podía ser utilizado en las señales de radio que se utilizaban para dirigir los torpedos. Y entonces idean un aparato de 88 frecuencias que hacía imposible detectar las señales de radio, que saltaban de una en una.
         En 1942, la Oficina de Patentes de los EEUU admite el invento y lo registra con el número 2.292.387, a nombre de HK Markey y G.Antheil. Es decir, Hedy Lamar con su nombre real y su apellido de casada, Hedwig Kiesler Markey.
         El invento, sin embargo, requería de un aparato receptor de difícil colocación en un torpedo, la US Navy lo desechó para sus navíos de guerra, y Hedy y su amigo George abandonaron el proyecto. Su utilidad era manifiesta pero el desarrollo de la contienda bélica impedía a la industria militar dedicar esfuerzos que no tuvieran como destino la invención o mejora de sus armas. De modo que el aparatito se quedó en los planos hasta 1957 cuando la empresa Sylvania Electronics Systems Division pudo contar con otro invento de la época, el transistor, lo que redujo el tamaño del aparato, y el sistema pudo utilizarse en la trasmisión de datos mediante aquello que los dos inventores habían intuido años atrás: el Salto de Frecuencia en un Espectro Ensanchado, sea eso lo que fuere.
         Probado y comprobado el Sistema de Salto de Frecuencia, el gobierno USA lo adoptó para sus operaciones militares, pero la Patente aquella de Lamar y Antheil había vencido 3 años antes y la pareja de artistas inventores nada pudo hacer para que su invento les produjera los beneficios que, sin duda, merecían.
         Hoy, el Espectro Ensanchado o Salto de Frecuencia de Lamar/Antheil es la norma en todos los sistemas de comunicaciones inalámbricas, lo que hace que nuestros teléfonos móviles, tablets, computadores, controles remotos y otros artilugios que utilizan GPS, BlueTooth y wifi, le deban su funcionamiento a la chica que en 1933, a los 19 años, corriera desnuda por la campiña checa y fingiera para las cámaras un orgasmo escandaloso, en la famosa escena del filme Éxtasis que la empujó al cine y a la gloria. Menos notoria, su inteligencia la llevó también al panteón de los inventores de tecnología: en su homenaje el 9 de noviembre se conmemora El Día del Inventor.

Regreso al cine y decadencia
         A partir de 1950 y luego del éxito de Sansón y Dalila, Hedy filma una decena más de películas de las que no queda más que el recuerdo de su belleza, ahorra una pequeña fortuna, se casa otras cuatro veces, procrea 3 hijos en total y acumula el recuerdo de varios amantes entre hombres y mujeres, pues ya se reconoce bisexual.
A mediados de los años sesentas es arrestada por robo de mercancías en un almacén de los Ángeles, primera manifestación de la cleptomanía que la afectó en sus últimos años, y que repite en Miami poco después en una tienda de cosméticos.
Los honores posteriores se refirieron más a su contribución a la ciencia, y en 1997 es honrada por la Fundación Frontera Electrónica con el Premio Bulbie, primera mujer en recibirlo. Su hijo Antohny Loder, de su tercer matrimonio, la representó. Ya estaba recluida en su residencia de Miami, donde falleció mientras dormía el 19 de enero de 2000.
Sus cenizas fueron llevadas por su hijo y esparcidas en los bosques aledaños a su Viena natal, más o menos cerca de los bosques que recorrió desnuda en su juventud para escándalo de la parroquia y deleite de los amigos de la belleza…