No hay duda de que La Cultura, así con mayúscula,
vista como el conjunto de acciones de intelectuales, creadores y artistas, más
la burocracia correspondiente, ha sido un caos en el país desde sus inicios
como república. Todo porque el Estado ecuatoriano jamás ha tenido una política
cultural analizada, pensada y ejecutada con seriedad y con sentido del futuro.
Lo único que se ha hecho con esa intención fue la Creación de la Casa de la
Cultura Ecuatoriana.
Ante ese despelote general y permanente, quizá fue
necesaria la creación de un Ministerio de Cultura que organice las actividades
culturales dispersas por el territorio nacional. Que las reúna en su diversidad
para una mejor organización teniendo en cuenta a la nación en su conjunto, pero
no que las NORME O CONTROLE O ASIGNE O VIGILE. La labor cultural es por
naturaleza libre, espontánea, autónoma, voluntaria e independiente: es como la
vida misma: si se la reglamenta no es vida: es esclavitud. Y en esa libertad,
hay que organizar sus acciones para que sin perder sus virtudes y
características, no sea tampoco un caos en el que permee la corrupción o el
desgreño.
Es un tema complicado que hay que analizar pronto
antes de que salga de la Asamblea o de algún Ente del Estado, un mamotreto que
sea inaplicable o que CONDICIONE LA CREATIVIDAD DEL SER HUMANO, QUE ES POR
ESENCIA INASIBLE.
PROPONGO DESDE ESTE MURO Y DESDE MI BLOG, UN ENCUENTRO
NACIONAL DE DISCUSION SOBRE LA CULTURA, QUE SE REALICE YA EN TODAS LAS
PROVINCIAS Y EN SUS CAPITALES CON PROPUESTAS DE TODAS LAS MANIFESTACIONES DE LA
CULTURA. Sean las que sean: elitistas o populares. Pondré esto ampliado en mi
blog.
Lo que sí me parece no sólo un adefesio sino un
peligro a la libertad de creación y de acción cultural, es una frase del Código
Orgánico de la Cultura, que sugiere la creación de una
"Agencia
de Regulación y Control de la Cultura y el Patrimonio".
LA
CULTURA NO SE REGULA NI SE CONTROLA. SE ORGANIZAN SUS GESTORES Y SUS ACTORES
PARA QUE TRABAJEN EN ABSOLUTA LIBERTAD, Y SE APOYA: con recursos y con
facilidades, eliminando la tramitología y los condicionamientos.
Y EL
PATRIMONIO SE CUIDA, SE PROTEGE Y SE ALIMENTA.
Las acciones y hechos culturales deben tender a ser
autosustentables, en lo posible, pero NO SON UN NEGOCIO QUE DEBA DAR
RENTABILIDAD. Y por lo tanto no se puede mirar con ojos inquisidores ni
tributarios.
EL TREN DE LA CULTURA NECESITA APOYO DEL ESTADO, NO
PALOS EN LA RUEDA QUE LO DETENGAN O LO DESCARRILEN.
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