lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Competitivos?

Sin duda no podemos eludir el hecho de que cualquiera sea el sistema político, social y económico en el que nos movamos, el Mercado de bienes y servicios es la única manera como podemos vender lo que construimos –productos o ideas– y adquirir lo que necesitamos, imprescindible o superfluo. De ahí que para al menos avanzar sin excesivos tropiezos por el camino de la subsistencia, para no decir del enriquecimiento per se que considero inhumano e innecesario, es necesario que las ideas sean viables, razonables, producibles y comercializables. Es decir, que el producto neuronal se convierta en servicio, en bien de consumo o en arte. Que motive su adquisición, su uso o su contemplación. Y que, una vez adquirido y probado, satisfaga por su diseño, su calidad, su duración y sus componentes.

Y es aquí en donde en gran parte de América Latina, y con mayor incidencia en Ecuador según mi experiencia personal, estamos fallando. Lo diré de una vez: trabajamos mal. No somos prolijos, por regla general, en la elaboración de objetos, piezas, utensilios, lo que sea. Pongo un trío de ejemplos.

Hace mucho necesité un vidrio para una mesa que tenía un diseño de cubierta específico, en el que un vidrio entraba en un espacio determinado. Se empotraba en ese espacio. Fui a la vidriería con las medidas, el empleado estaba ocupado y le dejé el encargo. Lo recogí a las dos horas. Me lo llevé a casa confiando en un trabajo preciso de una vidriería antigua. Le quité la envoltura de papel, lo limpié para que se viera nítido y lo puse en el hueco de la mesa: no cupo. Lo medí y tenía de largo 3 milímetros de más. Lo llevé de nuevo a la vidriería, le reclamé al empleado. Me dijo: Pero sin son 3 líneas no más…

Hace poco en Cuenca, cansado de caminar con mis zapatos de cuero pero no queriendo comprar unos tenis de marca, muy caros, entré a un almacén cualquiera y compré unos INCALSID, Made in Ecuador, como dice la etiqueta. Tenía prisa, así que me los probé rápido, el número ajustaba, me los puse de una vez, y salí. Al llegar al hotel me dolían los pies peor que con los anteriores zapatos. Los examiné: material corriente, cuero corriente, lona corriente, cordones corrientes. Pero, mirándolos bien, eran muy "rectos". En un buen zapato, la punta del derecho "mira" un poco hacia la izquierda, siguiendo el diseño con que la naturaleza ha construido el pide derecho. Y la punta del izquierdo, pues "mira" un poco hacia la derecha por iguales razones de Diseño Natural. Estos eran rectos. Son rectos: los estoy mirando. No era todo: la lengua, en ambos zapatos, se deslizaba, la del izquierdo hacia la izquierda, la del derecho hacia la izquierda también. Algo no encajaba. Problemas de diseño industrial, muy recurrentes en los productos nacionales. Como diría el señor de la vidriería, "tres líneas nada más". O como decía el albañil de mi pueblo: "Una vara no es desplome".


Ultimo ejemplo. Creo que todos hemos notado que, en un mismo edificio de departamentos o en una casa unifamiliar donde haya más de 2 ó 3 baños y, claro, cocina con agua caliente, en al menos uno de los baños o en la cocina, el agua caliente no fluye por la llave izquierda, como debe ser según las normas internacionales, sino por la derecha. Y no hablemos de las ventanas de aluminio, hierro o madera, por las que se cuela el aire gélido de la noche y el polvo en el día porque los instaladores se quedaron cortos en el vidrio "3 líneas nada más". O porque el empaque de caucho que sella las junturas, no alcanzó a llegar a la esquina… faltó un centímetro. Claro: una vara no es desplome.


Lo curioso es que esos obreros, trabajadores, gentes del pueblo sin mucha educación pero necesitados de trabajar, cuando emigran a EEUU y Europa, trabajan con exactitud y con prolijidad. Allá no se equivocan en el grifo del agua ni en el largo del vidrio ni en la lengua del zapato. Y los diseñadores no diseñan los dos zapatos rectos como si los pies humanos fueran dos trozos de madera rectos. La razón es una, quizá entre varias: allá los despiden por las "3 líneas nada más". O por el zapato recto. O por la ventana con rendija. Aquí el capataz o el gerente de producción se hace el de la vista gorda. Al fin y al cabo, aquí, NADIE PROTESTA. Y cuando nadie protesta, pues, UNA VARA NO ES DESPLOME. Y así las cosas, JAMÁS SEREMOS COMPETITIVOS… En ninguna actividad porque en todas ocurre igual…Y si no lo creen, examinen las junturas del mosaico de los edificios, o la inclinación del peralte de la carretera, o la tensión del cable de la luz. O la sintaxis de los "comunicadores" en la prensa…

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